jueves, 26 de diciembre de 2024

SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR

 



   “Porque fuiste fiel sobre lo poco, te pondré sobre lo mucho; entra en el gozo de tu Señor” (Mt 25, 23).

   Estas pocas cosas son todo lo que se encuentra en esta vida, que es como nada en comparación de los bienes celestiales. Lo cual quiere decir: porque fuiste fiel, en relación con los bienes de la vida presente, te pondré sobre lo mucho, esto te daré los bienes espirituales que están sobre todos esos bienes. El que es fiel en lo menor, también lo es en lo mayor (Lc 16, 10).

   A continuación habla de la grandeza del premio: Entra en el gozo de tu Señor. Porque el gozo es el premio: Os he de ver, y se gozará vuestro corazón (Jn 16, 22).
Podría decir alguno: ¿Por ventura es la visión el premio o lo es algún otro bien? Respondo que si otra cosa se dice premio, el gozo, sin embargo, es el premio final. Como decimos que el fin de los cuerpos pesados es el centro de la tierra, y que descansar en el centro es lo principal, así el gozo no es otra cosa que el reposo del alma en el bien alcanzado; por eso, por razón del fin, al gozo se llama premio.

   ¿Y por qué dice "Entra en el gozo de tu Señor", y nos "recibe"?  Debe responderse que hay dos alegrías, la de los bienes exteriores y la de los bienes interiores. El que goza de los bienes exteriores, no entra en el gozo, sino que el gozo entra en él; mas el que goza de los espirituales, entra en el gozo: me introdujo el rey en su cámara (Cant 1, 3).

   O de otro modo. Lo que está en alguno, es contenido por éste, y el que contiene es mayor. Así, cuando el gozo viene de una cosa menor que nuestro corazón, entonces entra el gozo en el corazón; pero Dios es mayor que el corazón; y por eso el que goza de Dios entra en el gozo.

   Además entra en el gozo de tu Señor, es decir, goza del Señor, porque el Señor es la verdad. Por lo cual la bienaventuranza no es otra cosa que el gozo de la verdad. O también "Entra en el gozo de tu Señor, significa: Alégrate de aquello con que se goza y de que se goza tu Señor; la fruición de sí mismo. Entonces el hombre goza como el Señor, cuando disfruta del mismo modo que el Señor. Por eso dice a los Apóstoles: Dispongo yo del reino... Para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino (Lc 22, 29-30), es decir, para que seáis bienaventurados en lo mismo que yo soy bienaventurado.

(In Matth., XXV)


   III. Este gozo será colmado: Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido (Jn 17, 24). Como el deseo es movimiento hacia el bien y el gozo es su descanso en ese bien, el hombre goza cuando descansa en el bien poseído, hacia el cual se movía el deseo. Pero el gozo es proporcionado al bien poseído, y del bien creado no puede tenerse gozo pleno, porque no aquieta plenamente el deseo y apetito del hombre. Así, pues, nuestro gozo será pleno cuando poseamos aquel bien en el cual están sobreabundantemente los bienes que podemos desear. Este bien es sólo Dios, que colma de bienes nuestro deseo. Por eso dice: Pedidlo, para que vuestro gozo sea cumplido, a saber, disfrutar de Dios y de la Trinidad, después de lo cual no hay más. Me llenarás de alegría con tu rostro (Sal 15, 11).


(In Joan., XVI; 2ª 2ae, q. XXVIII, a. 3)

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