La vida de san Calixto, el primero de este nombre, papa y mártir, sacada de san Dámaso y de los otros autores que escribieron las vidas de los sumos pontífices, y de lo que Lorenzo Surio en el quinto y séptimo tomo de las Vidas de los santos, y el cardenal Baronio en el cuarto tomo de sus Anales refieren; es dé esta manera:
Por la muerte de san Ceferino, papa y mártir; fué puesto en la silla de san Pedro, Calixto, natural de Roma, hijo de Domicio, y gobernó la Iglesia santísimamente en el imperio de Marco Aurelio Antonio Heliogábalo, y en el de Alejandro Severo, cinco años, un mes y doce días. Edificó la iglesia de Santa María Trans – Tiberin en Roma; y para sepultar los muchos mártires que en aquel tiempo morían por Cristo hizo un cementerio en la vía Apia, que se llamó el cementerio de Calixto, en el cual fué enterrado muy gran número de mártires. Instituyó las cuatro témporas del año, para hacer gracias a nuestro Señor por las mercedes que en todos los tiempos del año nos hace, y para suplicarle que conserve todos los frutos de la tierra. Vedó el comunicar con los excomulgados, y mandó que ninguno de ellos pudiese ser absuelto sin conocimiento de su causa, y estando satisfecha la parte. Fué el primero que prohibió el matrimonio entre parientes, y señaló el séptimo grado de consanguinidad, y después se redujo al cuarto grado, como al presente se guarda. Celebró cinco veces órdenes por el mes de diciembre, e hizo en ellas ocho obispos, diez y seis presbíteros y cuatro diáconos. Obró Dios por él grandes milagros, y con ellos y con su santa vida y predicación convirtió a muchos gentiles y personas principales a la fe de Cristo, nuestro Señor. Entre ellos fué uno Palmacio, cónsul, que, con haber sido antes muy diligente y celoso en el culto de sus falsos dioses, perseguido por orden del emperador a los cristianos, se hizo cristiano con su mujer e hijos, y otras cuarenta y dos personas de su familia, por haber visto que los soldados que iban a prender a san Calixto perdieron la vista y quedaron ciegos; y que una doncella gentil endemoniada, estando en el templo haciendo sacrificio a sus dioses, había clamado que no había Otro Dios sino el de Calixto, que era Dios solo, vivo y verdadero. También Simplicio, senador, por haber visto otros milagros se convirtió con sesenta y ocho personas de su casa, y todos fueron mártires. Finalmente, entendiendo el emperador que san Calixto era el maestro dé todos los cristianos y el que más guerra hacía a sus dioses, le mandó prender; y azotar cada día; y habiendo estado el santo orando en la cárcel cinco días sin comer, y sido visitado del Señor, y sanado en ella a un soldado, llamado Privato, que estaba muy enfermo y lleno de llagas, el emperador le mandó arrojar de la ventana de su casa abajo, y con una piedra muy pesada atada al cuello echarle en un pozo y muchas piedras encima; y con este cruel martirio acabó el glorioso san Calixto su dichosa vida.
De allí a diez y siete días un presbítero, llamado Asterio, acompañado del clero, vino de noche al pozo y sacó el sagrado cuerpo, y lo sepultó en la vía Aurelia, en el cementerio de Calipodio, a los 14 de octubre, en que la santa Iglesia celebra la fiesta de san Calixto. Fué el martirio de este santo el año del Señor de 226, imperando el ya dicho Alejandro Severo.
(P. Ribadeneira.)
LA LEYENDA DE ORO—1853.
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