—Estando los sarracenos en Siracusa prendieron a dos jóvenes, llamados Pedro y Antonio, y se empeñaron en que habían de abrazar la ley de Mahoma. Los dos eran hermanos, cristianos desde su nacimiento, y además muy dados a todas las virtudes religiosas. Habiéndose negado a la apostasía, fueron maltratados, azotados y al fin arrastrados por toda la ciudad, en cuyas calles acabaron sus días. Cuando acababan de expirar llegó al lugar del suplicio el padre de los dos hermanos, llamado Juan, y reprendiendo a los verdugos por su crueldad, fué allí mismo degollado, y cayó muerto sobre los cuerpos de sus hijos. El mismo día y en el mismo lugar fué también sacrificado otro noble cristiano, llamado Andrés, que hacía mucho tiempo estaba detenido en la cárcel y que había sufrido el hambre, la desnudez y todas las penalidades de su triste destino. Bolando cree que murieron estos santos durante el siglo X.
LA LEYENDA DE ORO
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