El maravilloso
obispo y glorioso mártir san Estanislao, nació de noble familia en la ciudad de
Cracovia, cabeza del reino de Polonia, y como fuese de grande habilidad e
ingenio para todo género de letras, llegó a la dignidad de canónigo y después a
la de obispo de Cracovia, cuya mitra sólo aceptó por no resistir a la voluntad
divina.
Era en aquella sazón
rey de Polonia, Boléslao, el cual, habiéndose estragado y dado a todo género dé
vicios, se convirtió en una bestia, no sólo carnal, sino también fiera y cruel
y derramadora de sangre humana.
Le parecía a san
Estanislao que tenía obligación de avisarle, lo cual hizo con humildad y gran
modestia; mas con la amonestación salió fuera de sí el rey y determinó
perderle.
Había comprado el santo obispo para su
iglesia cierta heredad de un hombre rico llamado Pedro, el cual hacía tres años
que era ya muerto, y los herederos del difunto, por dar gusto al rey, pusieron
pleito al obispo diciendo que aquella heredad era de ellos.
Se vio el negocio delante del rey, y como al
obispo le faltasen los documentos necesarios para probar la compra, fue
condenado y obligado a restituir la heredad.
Entonces pidió tres
días de tiempo, en los cuales ayunó, veló y oró con gran fervor.
Se fue después a la sepultura
donde Pedro estaba enterrado, e hizo quitar la losa que estaba encima y cavar
la tierra, y descubrir el cuerpo; y tocándole con el báculo pastoral le mandó
que se levantase.
Al punto obedeció el muerto, y siguió al
santo hasta el tribunal, donde estaba el rey, y allí atestiguó que el santo
obispo le había pagado enteramente el precio de la heredad.
Quedaron atónitos y
helados, así el rey como los adversarios del obispo, el cual acompañó de nuevo
al resucitado a la sepultura.
Y como a pesar de todo, se revolcaba el rey
en el cieno de sus torpezas y se relamía en la sangre inocente de sus vasallos,
le excomulgó el santo obispo, y el tirano envió sus ministros a la iglesia para
matarle; mas espantados con una súbita y excesiva luz del cielo, cayeron en
tierra.
Y lo mismo sucedió la segunda y tercera vez a otros sayones que mandó el rey; el cual, finalmente, por sus propias manos se hizo verdugo, dando con la espada un golpe tan terrible en la cabeza del santo obispo, que los sesos se esparcieron por el suelo.
Así murió el santo obispo
de Cracovia. El cruelísimo rey aborrecido de todos, huyó a Hungría, donde al
poco tiempo yendo a caza cayó del caballo, murió desastrosamente y fué, comido
por los perros.
*
Reflexión: ¿A quién no convirtiera un milagro tan
ilustre y tan evidente como el que hizo el santo a los ojos de Boléslao? ¿Qué
pecho tan duro y empedernido podía haber que no se ablandase y enmendase viendo
un hombre resucitado?
Mas estaba el corazón del
rey tan abrasado con sus vicios y tan encenagado en sus deshonestidades, que
todo esto no basta para reducirle y rendirle a Dios.
El Señor te libre, de
estas malas pasiones; mortifícalas con sumo cuidado, porque tiranizan al hombre
y le pierden en esta vida y en la otra.
Dice san Ligono: «Todos los adultos que se condenan, caen en el infierno con
estos vicios o por estos vicios.»-
El remedio más eficaz para vencer a este
enemigo mortal de infinitas almas ya sabes cuál es: huir de las ocasiones y rechazar con gran valor y fortaleza las
tentaciones.
En este género de
combate el vencedor es el que huye, y aquel triunfa siempre que sabe huir de la
batalla.
Oración: Oh Dios, por
cuya honra murió el glorioso pontífice Estanislao al filo de la espada de los
impíos, te rogamos nos concedas que todos los que
imploran su amparo, consigan el saludable efecto de su petición. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
FLOS
SANCTORVM
DE
LA FAMILIA CRISTIANA.
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