La vida terrena de
los mártires de Puzzol, Próculo, Eutiquio y Acucio, debe ser colocada en el
siglo IV, y está estrechamente relacionada con el martirio de otros más
conocidos, el obispo san Jenaro junto con santos Sosio, Festo y Desiderio.
Según las llamadas «Actas
Boloniesas», cuando arreciaba la persecución del emperador Diocleciano
(284-305) contra los cristianos, el obispo de
Benevento, Jenaro, se encontraba en Puzzol disfrazado para evitar ser
reconocidos por los paganos, que corrían en masa a consultar a la Sibila
Cumana, que vivía en su cueva, cerca de la vecina Cumas. Sin embargo, la
presencia del obispo era conocida por los cristianos en la zona, debido a que
el diácono de Miseno, Sosio, acompañado por el diácono Festo y el lector
Desiderio, fueron a visitarlo varias veces con gran cautela y circunspección. Pero los paganos desenmascararon a Sosio como cristiano y
lo denunciaron al juez Drogoncio; el diácono de Miseno fue capturado y
encarcelado y luego condenado a ser devorado por los osos en el anfiteatro de Puzzol.
El obispo Jenaro, Festo, y Desiderio, al
enterarse de su detención, a pesar de saber los riesgos que enfrentaban,
querían visitar a Sosio, para llevarle consuelo; fueron también descubiertos,
confesaron ser cristianos y entonces se vieron conducidos al tribunal de Dragoncio,
quien viendo su negativa a retractarse los condenó a la misma pena que a Sosio.
No se sabe bien por qué, pero la sentencia “ad bestias” fue
conmutada para todos por el propio Dragoncio en decapitación.
En este punto entran
en el relato los tres habitantes de Puzzol que celebramos hoy, diáconos y
laicos cristianos Próculo, Acucio y Eutiquio, que protestaron enérgicamente
contra la sentencia, cuando los mártires eran conducidos a la ejecución. Con la
facilidad y el fanatismo de la época, fueron apresados también, y condenados a
la misma pena de la decapitación, que tuvo lugar, según la tradición, el 19 de
septiembre del 305, en el Foro Vulcano, cerca de la célebre Solfatara. En esa fecha se celebra en la Iglesia el martirio de san
Jenaro y el grupo principal de estos siete (Sosio,
Festo y Desiderio).
Las reliquias de Eutiquio y Acucio, se
mantuvieron en «Praetorium Falcidii», junto
a la basílica paleocristiana de San Esteban, primera catedral de Puzzol, pero
parece que, en la segunda mitad del siglo VIII, fueron colocadas en la catedral
de San Esteban en Nápoles. El santo diácono Próculo en cambio, patrono
principal de la ciudad de Puzzol, habría encontrado un lugar permanente en el
templo Calpurniano, transformado en la nueva catedral de la ciudad.
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